No suele fallar. Cuando en los talleres sobre gestión del talento o sobre liderazgo sale el tema de la motivación, del que tantas cosas dependen, lo primero que aparece es el dinero. Pero dura poco. Cuando a los participantes les pides que piensen con sinceridad lo que de verdad les motiva a ellos, el debate discurre por otros terrenos muy diferentes, aunque el dinero ocupe un lugar…
Cuando hablamos de motivación, las claves a las que llegamos tienen algo importante en común: son duraderas en el tiempo y salen gratis.
1. Comprender y aceptar la diversidad. Nuestra común condición humana nos hace iguales, pero entre las personas existe una maravillosa diversidad. Y afecta a los factores que nos motivan más poderosamente. Comprendernos y comprender a los colaboradores y compañeros es el primer paso de la motivación.
2. Evitar lo que desmotiva. Herzberg diferenció entre factores que desmotivan y factores que motivan. Lo más interesante de sus investigaciones es que resultaron no ser inversos. Produce insatisfacción la ausencia o inadecuación de factores higiénicos: un mínimo de seguridad, retribución suficiente, condiciones de trabajo correctas, relación sana con el jefe y los compañeros… Pero su presencia no es suficiente para asegurar la motivación.
3. “Sentirme valorado”. Es un argumento muy potente en los debates, quizá porque responde a una de nuestras necesidades psicológicas más profundas. Tiene mucho que ver con otra palabra mágica para la gestión de personas y equipos: reconocimiento.
4. Logro, reto… ¡pasión! Otro de los asuntos recurrentes. Aspiramos a superarnos, descubrir, probarnos, crear, ir más allá… Este sí es un poderoso resorte del compromiso, de esos que, como alguien decía, hacen que la motivación sea una puerta que se abre desde dentro. También es el camino más directo para el emprendimiento, la innovación y el rendimiento superior.
5. Autonomía, responsabilidad, iniciativa. Espacio, en definitiva, para poner en juego mi potencial y ser protagonista y guía del despliegue de mi vocación personal, mis inquietudes y mis capacidades. Dueño de mi libertad, desde la conciencia de la responsabilidad.
6. Aprendizaje, crecimiento, desarrollo. Muy conectado con el anterior y, en la actualidad, una de las principales palancas de motivación en las organizaciones que atraen más talento: ofrecer oportunidades y recursos para que sus empleados puedan crecer personal y profesionalmente. Pensemos en lo que esto significa también en pequeña escala.
7. Ser útiles, servir, dejar huella. Nuestra individualidad como seres humanos es inseparable de la constitución radicalmente comunitaria de la persona. Necesitamos a los demás para ser plenamente personas. En las dos direcciones: para recibir, pero también para darnos a los demás gratuitamente y edificar juntos.
8. Equidad y justicia. De esa misma realidad social de nuestra humanidad nace la demanda de equidad en el trato cuando nos comparamos con otros. Dicen los especialistas en retribución que esta es también la dimensión más importante del salario como factor motivacional.
9. Y al final, significado. Encontrar sentido a lo que hacemos. Un sentido que, además, trascienda, que vaya más allá de lo inmediato. Me gusta ver que este es el factor más claramente emergente en los estudios de las consultoras globales sobre fidelización del talento en las organizaciones.
Dostoievski pone esta reflexión en boca de uno de los personajes de Los Hermanos Karamazov:
El secreto de la existencia humana consiste en un motivo de vivir. Si el hombre no se forma una concepción clara del porqué de la vida, se malogrará a sí mismo, antes que seguir viviendo una vida inexplicable, por más que estuviese rodeado de una inmensa provisión de pan.
Y el trabajo también es la vida, aunque a veces se olvide. Quizá ahí esté la décima clave de la motivación.
Jaime Urcelay
(Publicado en DÉVÉ. Estilo de vida, Estrategia, Liderazgo. Nº 4, Valor, 04/06/2018)